domingo, 7 de abril de 2013

Mañana de domingo ...

Mejor no ir en contra de la cabra cuando tira para el monte, que entre piedras, caminos  y flores, el mal día se arregla y el azul del cielo siempre descubre  un horizonte.

Con dos cabritillos trotando, riendo a veces, a ratos protestando; subimos el camino al margen de coches, bicis y hasta caballos.

Con buenos días nos saludan y saludamos, alentamos al ciclista y despedimos al caminante, que con paso firme se aleja  sin demorarse.

La recompensa llegó al final, viejas cepas   a lo largo del valle, algunas ya con los sarmientos en flor, que hacen soñar con vendimias en el lagar.

Flores amarillas de alfombra, alguna que otra amapola, dos infantes corriendo entre ellas mientras nos prometemos toda una fiesta de manta, tortilla y coca cola.

Bajamos en patinete, en moto y en planeador. Ahora somos mariposas , también canguros, aunque estemos en Sant Fost.

Hemos llegado felices y contentos, disfrutando el descenso. Ahora toca navegar en el barco pirata, para eso le quitamos al Ka el techo y al capitán le ponemos la pata.

¡A toda máquina! Grita el capitán, ¡a la orden! responden los grumetes,  rumbo a la Cirereta, que una paella espera a la familia completa.

La sabiduría de la cabra, que nos ha llevado al monte y nos ha devuelto a cambio infancia como dote.