Sin embargo aquello estaba lleno de guiris desprevenidos a los que les tembló hasta el hielo del cóctel al primer acorde. De repente una marea negra entra en el local y fijo que anoche los barriles de cerveza se acabaron por primera vez en quince años.
Detrás de mí, colgaba una Gibson Les Paul de los Stone Temple Pilots, a mi izquierda, una cazadora de cuero de Michael Jackson, justo en la entrada, el nanomallotdecueramen de Madonna, bajando las escaleras, un traje de Whitney Houston y a mi derecha, un maniquí vestía un perturbador jersey de lana color amarillo huevo. No quise ni acercarme a mirar de quién era aquella prenda que sólo con mirarla te sale sarampión, que dice mi madre. Pero la conclusión que saqué es que, si se te ocurre mandarles eso a Cáritas, te lo devuelven porque creerán que se trata de una broma de muy mal gusto.
El escenario era muy pequeño para cinco tíos, con sus cinco correspondientes instrumentos y cuatro amplificadores Orange que sonaban a gloria bendita. El micrófono no sé para qué estaba, porque no son mucho de cantar ellos y ni falta que les hace. Pensé para mis adentros; "esto va a petar en cuanto se pongan a afinar las guitarras.." Y así fue... Anoche, ya en la cama, tenía el clásico pitido en los oídos que te advierte de que te has pasado de decibelios.
En fin, muy recomendables estos jóvenes barceloneses que tocarán con Green Day en el BBK Festival el 13 de julio. Ale, ponte los auriculares, sube el volumen y a joderse la Trompa de Eustaquio!











