viernes, 22 de febrero de 2013

Decoradoras 2.0

Aunque la decoración de la casa azul guarda un perfecto equilibrio entre las tradicionales casas de pueblo y la modernidad que aporta la gama baja de Ikea, he de decir que si Boy George viera nuestro salón, se quedaría a vivir en él.
Paso a describirlo; el sofá cama BEDDINGE LÖVAS venía sin funda, pero ni falta que hacía, porque (¡viva la imaginación!) le pusimos por encima una sábana de franela con un estampado de cebra, que ríete tú del diseño italiano. Justo al lado, una mecedora de mi bisabuela (por la ausencia de color en el respaldo, se podrían contar los años que pasó la mujer sentada, como pasa con los anillos de los troncos de los árboles), le da un aire vintage a la estancia, aportando poca calidez y mucha confusión.
Por otro lado, a pesar de tener un jardín tan grande como un parque infantil, el tendedero ha encontrado su lugar en un rincón despoblado del salón. Mimetizadas totalmente en el entorno rural, dificilmente encotrarás un tanga y sí una braga faja.
La lámpara del techo es un flourescente sacado/robado de una nave industrial, un taller de chapa y pintura o una oficina de seguros de los años 70. El mueble blanco donde hemos puesto la tele (que si no te fijas bien, parece el monitor de un ordenador) es de estilo minimalista, pero como a nosotras eso de simplificarlo todo a la mínima expresión no nos va, pues lo hemos llenado de libros, libretas, cargadores de portátiles, mandos a distancia, una lámpara de mesa modelo FILLSTA y un buda en posición de flor de loto como guiño al estilo zen.  Como nos seguía quedando algo soso, decidimos colgar encima de todo esto una tira de corazones led de color rojo, que junto con las pinzas de colores del tendedero, le da el toque justo a barrio chino.
 
Pues bien, hemos creado un nuevo concepto, un estilo único y personal. Hemos conseguido unir lo  contemporáneo y lo tradicional, lo nuevo y lo rancio, el reciclaje y lo inaprovechable...

Estilo: Puta New Age.

Así lo hemos bautizado... El caso es que no sabemos por qué, pero a todo el mundo le gusta nuestra casa.

 

miércoles, 20 de febrero de 2013

Los operarios ...

La casa tiene un pasillo largo que comunica la entrada con el jardín interior. Todo queda a la izquierda: el salón, la habitación de Helena y Enzo, mi habitación y la de Manuel, la cocina y el baño. Por ese orden. La cocina es en abierto, razón por la cual es una zona de tránsito contínuo de operarios. Llevamos veinte días viviendo y ya ha pasado por aquí casi medio barrio.

Antonio, el vecino de arriba y cuñado de la casera, es ya un habitual. Lo mismo te mira un calentador, o sea, lo mira y poco más, que se pone hasta arriba de mierda para desatascar. Es un sol, la verdad. Comparte internet con nosotras a cambio de una caja de yemas. Siempre está. Hasta se ha ofrecido a solicitarnos ayuda para los recibos, desde que ha hecho un curso de cooperante está que no hay servicio gratuito que se le resista.

Cada día es una sorpresa en cuanto a operarios a recibir. Un día nos desayunamos con Antonio, José (el controlador de la calle) y el lampista (chapuzas en mi tierra); y aunque nosotras no tenemos muy claro a qué han venido, ellos parecen dominar la situación recorriendo el pasillo con propiedad hasta llegar al jardín, hacer sus cosas (a día de hoy aún no sé a qué vinieron) y marcharse por donde habían entrado ante nuestra mirada, iba a decir alucinada, pero a estas alturas nuestra mirada ya es impasible. Simplemente seguimos desayunando como quien lo hace en una terraza de un café... Saludando a los conocidos.

Hemos abierto a pintores, al instalador de canal +, los operarios de internet, el droguero que nos trae el desatascador a casa, un señor de pelo cano que vino, miró una puerta, puso un tornillo y se fue; el chico guapo del seguro pero con mala tarde, spiderman el desatascador y su prometedor trasero... No sé si me dejo alguno. Hay que tener en cuenta que la media de visitas es al menos de dos veces: una para mirar y valorar, y otra para resolver (en el mejor caso).

Yo quería una casa con muchas visitas masculinas... ¡Me olvidé de especificar!

He de reconocer que vamos de peor a mejor en cuanto a operarios. De los que entran y no vienen a arreglar nada os hablo mañana.

En el SEPE de Mollet

- A ver si te toca la señora de la mesa 20, ¡Qué es muy maja! Su padre nació en Ávila y su madre en Segovia...
- No sé si voy a acordarme... Mi atención está puesta ahora mismo en mi vejiga, llevo dos horas aquí y mataría por un wáter... Solo te he llamado para ver si justo cuando me cogieras el teléfono, aparecía el tal Murphy, el de la leyes, y me tocaba el turno, pero va a ser que no.
- Vale, luego me cuentas. ¡Un beso!

Eran casi las tres de la tarde y mi paciencia se estaba acabando, estos del INEM, a ciertas horas, empiezan a tomarse las cosas con bastante tranquilidad.

D0043 Mesa 20.

Me acerqué a la mesa y en cuanto ví la cara de la mujer que iba a atenderme supe que era una emigrante castellano-leonesa. La señora calzaba unos 60 años, con bastante ornamenta de oro, pelo recogido y de un color entre añil y morado algo desconcertante. Vestía de negro y en un primer momento parecía con pocas ganas de hablar conmigo.

- ¡Hola! ud es la de Ávila, ¿verdad?. - Su cara se iluminó. - ¿Tú eres la de los niños? ¿La amiga de Yolanda?. - Me dijo - Ummm.. Sí. - Sonreí mucho y ladeé la cabeza con la esperanza de tener el 50% del camino hecho. Claro, que después descubrí que el 50% de mi camino no era el 50% del camino que ella pensó mejor para mí.

- ¿Sabes? Tengo un hijo de 30 años, soltero. Lo dejó con la novia en octubre. Es que era amiga de lo ajeno.. Me robaba joyas. (Tengo que reconocer que a mí también me estaban entrando ganas de hacerlo). Mi hijo es un chico muy formal y muy guapo. Mide 1.90, ¿sabes? que no es cualquier cosa.

- Bueno, ahora lo que toca es que salga con más gente, ¿no cree?

- No, no.. Él no es ningún picaflores. (Pues peor para él). Tiene piso, ¿sabes? y aunque no sabe ni freírse un huevo quiere independizarse (A veeeer... 30 años... Sí, ya toca, la verdad). Además trabaja en la empresa de su padre, mi marido, por lo que la heredará él. También tiene un BMW, así que podéis pasear a los niños en el coche!. -Tragué saliva. - Voy a enseñarte una foto.. Espera. Esta no... Esta tampoco... Uy, pues no la encuentro.
- Si tampoco es necesario, de verdad. - Contesté.
- ¡Que sí mujer!

(5 minutos de búsqueda y mi vejiga al borde del colapso. Crucé las piernas, eso me daría margen de tiempo.)

- Mira (me da su móvil) ¿No es un encanto? Es un morenazo guapísimo, si te gustan los morenos este es tu hombre. (¿No inventó Freud un complejo de madre enamorada de hijo?)
- Ah pues sí... Qué majete...

La señora se frotaba las manos y a mí solo me salía una risa tonta del tipo "no sé donde meterme". - Tengo que parar esto. - Pensé. - Bueno, yo es que... - Me interrumpió - ¿Te importa qué le dé tus señas para que te busque en Facebook? - Me quedé ojiplática. - La verdad es que... No sé si es buena idea. - No le debió parecer convincente la seguridad en mí misma con la que le contesté.
- Bonoman. - Me espeta.
- ¿Perdón?.
- Bonoman@...com
- Ah...
- Es que le encanta U2.
 - Qué bien...
- ¡Voy a contarle ahora mismo que he conocido a una chica guapísima en el trabajo!.
- Bueno, pues ya si eso hablamos otro día, ¿eh?. En fin, ¡saludos a su hijo!.
- ¡Adiós bonita!.